Escrito por Edgar Luna
Todos los humanos tenemos ciertas cosas que nos hacen únicos y diferentes unos de otros y hacemos todo lo posible para navegar por la vida utilizando todo lo que aprendemos.
Y el proceso de aprender es probar cosas diferentes y evaluar si lo que hicimos nos da resultados que satisfacen nuestros deseos o necesidades. Y durante ese proceso es muy común que fallemos no sólo una vez, tal vez varias veces.
Y cuando fallamos,
¿Eres tú de las personas que se juzgan a sí mismas con tanta dureza que eliminan las ganas de volver a intentarlo?
Resulta que nos juzgamos tan duramente a nosotros mismos que a veces utilizamos toda nuestra energía para intentar apagar esa chispa que nos impulsa a hacer algo nuevo o diferente.
Y sí, es muy difícil no juzgarte a ti mismo cuando puede ser que cuando fallas alguien más se burle de ti y pases por esas emociones incómodas.
Solemos decir:
“Prometo no volver a cometer ese error’”
Y las razones que usamos para justificarnos pueden ser como las siguientes:
“No quiero volver a lastimarme”
“No quiero darles la satisfacción’”
“No quiero que se rían de mí”
“No quiero perder nada”
y asi como esa hay muchas más razones.
Ahora bien, si prestas atención a todas las razones, la mayoría de ellas son de contexto negativo de “no quiero”, cuando la realidad en la vida es que todo lo que no quieres que suceda, probablemente sucederá en algún momento.
Entonces, en lugar de alimentar y desarrollar a ese juez severo que vive dentro de ti, comienza a nutrir al otro ser dentro de ti , que es lo suficientemente fuerte como para poder manejar cualquier influencia externa y aprender de ella en lugar de que te sientas lastimado por experiencias difíciles.
Haz que tus razones para intentar algo sean de naturaleza positiva:
“Quiero encontrar lo que sea que estés buscando”.
“Quiero seguir mis sueños”
“Quiero crecer como persona”
“Quiero sentirme vivo”
Y si al principio no te funciona y te has equivocado, aprende a dejarlo ir, perdónate y date otra oportunidad de hacerlo mejor la próxima vez.
No dejes que tu juez interior te meta en tu cárcel mental donde no estás dispuesto a hacer nada, diferente o nuevo.
Recuerda que cualquier opinión externa es solo eso, una opinión, y que nadie puede decirte lo que puedes o no puedes sentir o hacer.
Así que practica ser un juez misericordioso contigo mismo y toma todas las oportunidades posibles para tener éxito sin importarte lo que digan los demás o tú mismo.
Es mejor tener la certeza de que trataste y fallaste a la incertidumbre de no saber que hubiera pasado.
E. Luna.




Leave a comment