Estoy seguro de que cada uno tiene su propia manera de hacer las cosas y se siente inmensamente orgulloso de sus logros. El esfuerzo por aprender o dominar una habilidad es algo que solo quien le ha dedicado tiempo y esfuerzo puede comprender realmente. Nos sentimos orgullosos de ese esfuerzo y, a medida que practicamos nuestro oficio, ganamos confianza y nos sentimos mejor con nosotros mismos.
Pero entonces sucede. Alguien hace un comentario sobre aquello en lo que has trabajado con tanto esfuerzo durante tantos años. Y la retroalimentación no es tranquilizadora; cuestiona tu capacidad y te hace empezar a dudar de ti mismo.
La Reacción Visceral
Esa retroalimentación, por muy bien intencionada que sea, puede sentirse como un puñetazo en el estómago. El comentario cuestiona tu capacidad y, de repente, pierdes la confianza. Es fácil sentir que es un ataque personal.
Entonces, tus emociones se apoderan de ti y podrías experimentar lo siguiente:
- Te pones a la defensiva. Inmediatamente intentas encontrar razones para justificar lo que hiciste, para demostrar que tú tienes razón y ellos no.
- Cuestionas su credibilidad. Te enojas y cuestionas su conocimiento y experiencia.
- Dudas de tus habilidades. Incluso podrías empezar a dudar de todo lo aprendido, arrepintiéndote de todo el tiempo invertido y cuestionándote si hiciste lo correcto.
Si permites que esas emociones te dominen, empezarás a cuestionar y a darle demasiadas vueltas a todo lo que haces, y eso no es bueno.
En lugar de dejarte llevar por la incertidumbre,
¿por qué no te tomas unos minutos para analizar la retroalimentación y aprender de ella?
Recibir retroalimentación constructiva es difícil, sobre todo si se da sin una explicación clara. Pero a medida que te calmas, piensas de verdad en lo que hiciste y empatizas con la persona que te la dio, puedes empezar a comprender su experiencia. Esto te permite crecer y mejorar en lo que haces, en lugar de caer en la duda.
A veces necesitamos recordarnos que no somos el centro del universo. Podríamos sentirnos cuestionados sobre cómo creemos que deberían ser las cosas. A medida que aprendemos a gestionar nuestro ego y a pensar verdaderamente en los demás al prestar un servicio, descubriremos que nuestra forma de hacer las cosas será cuestionada muchas veces. Debemos aprender que, la mayoría de las veces, no se trata de un ataque personal. Simplemente, en ese momento, el servicio no fue de su agrado.
Una Mejor Opción
Cuando recibas retroalimentación, prueba este sencillo proceso:
- Escucha. No interrumpas ni te pongas a la defensiva. Simplemente escucha el mensaje.
- Evalúa. Considera la retroalimentación objetivamente. ¿Hay algo de verdad en lo que dicen?
- Decide. Determina qué puedes aprender de esta experiencia.
- Ajústa. Haz un cambio basándote en tu nueva comprensión.
- Prueba un nuevo enfoque. Implementa lo aprendido y avanza.
Cuando nos permitimos cambiar, abrimos la oportunidad de crecer y ser mejores. Así que acepta la retroalimentación como algo constructivo. Aunque no te sientas bien en ese momento, será algo positivo en el futuro.
E.Luna



