A medida que envejecemos, llegamos a esa edad en la que estamos tan ocupados que nos encontramos moviéndonos a un ritmo acelerado sin descanso. Entonces, cuando nos encontramos con esos momentos poco comunes de aburrimiento, tendemos naturalmente a buscar una manera de salir de ese estado de aburrimiento y distraernos.
Ya sabes, esos momentos en los que no tienes nada que hacer y sientes que estás observando fijamente al vació. Y nuestra reacción ante esos momentos es huir de ellos y buscar algo que hacer inmediatamente: tomar algún dispositivo como celular o tableta , encender el televisor o buscar cualquier actividad que estimule la mente y que elimine esa sensación de inactividad.
Pero me he preguntado:
¿Por qué huimos de esos momentos?
Quizás estar quieto te incomoda porque trae ciertos sentimientos o pensamientos a nuestra mente.
Bueno, creo que esos momentos de aburrimiento son regalos, invitaciones a disfrutar esos momentos y aprovechar el estar con uno mismo y abrir la puerta a que Dios te hable.
Esto es difícil de entender, sobre todo cuando nunca nos han educado en como esos momentos de inactividad son algo bueno y hermoso. El aburrimiento llega cuando no tenemos nada que hacer, cuando hay un momento en el que, por alguna razón, no hay nada que hacer. Y en esta vida tan ajetreada, creo que esos momentos son regalos y, en lugar de huir de ellos, deberías aprovecharlos para quedarte quieto, escuchar, observar y sentir.
A medida que cambiamos la percepción de ese tiempo libre de algo malo a algo bueno, comenzarás a ver el aburrimiento como una oportunidad para conocer más de ti.
La próxima vez que sientas esa sensación de aburrimiento, te invito a que la aceptes y la uses para aprender más sobre ti y sobre Dios.
Aprovecha esos momentos, respira, observa y escucha el entorno, deja ir todas esas sensaciones y permite que tu mente se aquiete.
A medida que creces y asumes más responsabilidades, estos momentos de aburrimiento son más escasos y difíciles de encontrar.
Así que, cuando sientas que llegan esos momentos de aburrimiento, en lugar de buscar algo que te distraiga, aprovéchalos y disfrútalos. Comparte con otros como aprovechar este tiempo y simplemente a estar en calma. Cuando encuentres esos momentos de quietud, verás cómo comienzas a experimentar el cambio interior, a aumentar la capacidad de abrazarlos y usar esos momentos para crecer espiritualmente y conectar con ese poder superior.
E. Luna.



