Generando tu Propia Energía

Yo me considero una persona normal con un trabajo de oficina de ocho horas, que a veces incursiono en otras actividades; en mi caso, doy clases de yoga e intento escribir algunos artículos semanalmente para mi blog, además de hacer ejercicio y pasar tiempo con mi familia entre otras cosas.

Y cuando platico con personas de mi entorno, y me preguntan sobre mí vida, rutinas y hábitos,  les cuento lo que hago en un día. A menudo me observan y dicen:

“Ojalá tuviera más energía”.

Y cuando me preguntan cómo lo hago, simplemente digo:

“Genero mi propia energía”.

Entonces me ven, quizás suspiran, y luego se van con un comentario como:

“Ojalá fuera como tú y tuviera tu energía”.

Entonces surge la temida palabra:

“PERO”.

Seguida de una o varias de tantas excusas.

  • Tengo hijos y dedico todo mi tiempo a ellos.
  • No hay suficientes horas en el día.
  • Me siento cansado/a.
  • Trabajo muy duro y solo quiero llegar a descansar.
  • No estoy hecho para eso.

Y podría enumerar muchas más razones por las cuales no pueden hacer cosas para generar energía. Puede que ya tengas tu excusa por la cual no  tienes energía.

¿Podría yo poner excusas y usarlas?

Por supuesto.

  • Tengo una cama cómoda y no tengo que levantarme a las 5:30 a.m.; podría dormir una hora más.
  • Podría ir a trabajar más tarde y luego irme más tarde.
  • Podría dejar de dar clases e irme a casa a relajarme, ver la televisión y comer papas fritas con salsa (mi salsa es lo máximo, solo digo).
  • En lugar de pasear a los perros, déjalos salir al patio, que de todas formas están al aire libre.

Definitivamente, ese sería un estilo de vida más cómodo y menos activo.

Pero la realidad es que el estilo de vida cómodo no es para mí; prefiero moverme, aceptar la relativa incomodidad de levantarme de la cama o el sillón y disfrutar más de la vida.

Entonces, ¿cómo genero mi energía?

Bueno, he estado practicando durante muchos años y, aunque no creo tener tanta energía, mucha gente piensa lo contrario.

Así que comencemos con algunas recomendaciones que he aprendido con los años: 

Postura

Algo tan sencillo como mejorar tu postura dice mucho sobre cómo abordas la vida y la energía que transmites a los demás.

¿Te encorvas y siempre caminas con la mirada baja?

Con solo llevar los hombros hacia atrás, contraer el torso y levantar la barbilla, obtienes mucha más energía.

Y solo hacer eso expande tu tórax y permite que tus pulmones se expandan y tengan la capacidad adicional de inhalar más oxígeno.

Nutrición

Lo que comes importa, y quizás tengas el hábito de no comer lo suficiente o de comer demasiado e ingerir alimentos poco saludables.

Revisa y comprueba si estás usando combustible barato o de mejor calidad.

Yo no puedo decir que sea extremadamente estricto, pero modero mi alimentación e intento comer solo hasta sentirme satisfecho y no acostumbro a comer en exceso, incluso si es algo que realmente disfruto.

Actividad

La postura ayuda, pero para mantenerla, necesitas fuerza para que todos esos músculos se mantengan en esa postura ideal. Además, la actividad física facilita el flujo sanguíneo y el movimiento de todas las partes del cuerpo. Estar sentado durante largos periodos afecta la zona lumbar y las caderas, que son esenciales para una buena salud.

Descanso

Dormir demasiado o muy poco es un gran problema. No querrás quedarte en la cama más de lo necesario y evitarás la tentación de quedarse “10 minutos más” y repetir la alarma una y otra vez.

Además, no dormir lo suficiente puede causar cansancio y ganas de no hacer otras cosas.

Un buen consejo que recibí fue encontrar momentos durante el día para estar tranquilo sin distracciones. Simplemente siéntate unos minutos, respira y deja que tu mente descanse. Si es posible, una siesta rápida de diez a veinte minutos hace maravillas.

Vive con propósito

Cuando estés realizando una actividad, comprométete con ella y concentra toda tu atención en vivirla, vive el momento. En pocas palabras:

“Echale ganas a todo lo que hagas”

Si piensas constantemente en otra cosa, es señal de que no estás comprometido o de que no te gusta lo que haces. Es hora de un cambio.

Hacer algo y desear estar en otro lugar o haciendo algo diferente no te permite sentir el flujo de energía.

Ten el valor de decir “NO” y haz lo que realmente quieres hacer.

Podría seguir hablando mucho más sobre todos estos puntos, pero creo que esta es una buena introducción.

Me siento muy afortunado de poder hacer tantas cosas posibles a los cincuenta y dos años de edad, pero no lo conseguí de la noche a la mañana; me costó mucho practicar y, a lo largo de mi vida, me desanimé muchas veces, pero seguí practicando.

Si sientes que te falta energía, ¿por qué no intentas cambiar algo en tu vida y comienzas a generar tu propia energía?

Nunca es tarde para empezar.

Simplemente haz el esfuerzo para cambiar tu statu quo.

“Inténtalo”.

“Vale la pena”.

E. Luna

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