Hoy, como la mayoría de mis días ha sido bastante agitado, con tantas cosas que hacer, el tiempo aparenta correr mucho más rápido. Hay muchísimas distracciones: el tiempo que llevas para transportarte a tú trabajo o a la escuela, las tareas domésticas o laborales, etc.

Y a medida que pasas de una cosa a otra, sientes que vas por la vida sin mucho propósito, como si estuvieras en piloto automático.

Y a entre más te esfuerzas y tratas de encontrar más tiempo en tu día para hacer más cosas, quizás levantándose más temprano o quedándote más tarde, sin tomarte tu descanso para comer o sin tomarse ningún descanso, te darás cuenta de que, en lugar de avanzar, sientes que te estás quedando atrás y no te sientes bien.

Tu estado de ánimo no es el mejor, te sientes cansado, hambriento, estresado y todas esas sensaciones propias de una persona con exceso de trabajo.

Ahora sabemos que hay muchas cosas que hacer y qué es abrumador, y lo último que piensas es tomarte un descanso y quedarte quieto un momento.

¿Y sabes qué?

“Tomarse un tiempo cada día y practicar intencionalmente estar quieto es lo mejor que puedes hacer.“

Recuerdo cuando estaba pasando por una difícil racha en mi vida, donde me sentía abrumado por todos los problemas habituales: las finanzas, el exceso de trabajo, la falta de tiempo de calidad con mi familia; todo era vamos, vamos, vamos.

Luego, tras una autoevaluación y reconocer que necesitaba cambiar algo, comencé a buscar ayuda en videos, libros, artículos motivacionales y cualquier cosa que pudiera encontrar para mejorar mi situación.

Y a medida que observaba, escuchaba y leía más y más, el común denominador era que hacer un esfuerzo consciente para encontrar momentos para permanecer quieto era la mejor solución.

Como cualquier persona con mucha energía, no me lo creía, pero me sentía tan desesperado que comencé a practicar estar quieto y a tomarme un tiempo para estar presente aunque fuera solo por ese breve lapso.

Y a medida que aprendía más, aplicaba y practicaba lo que aprendía, descubrí que las cosas mejoraron enormemente.

Para mí, era durante las mañanas , antes de ir a trabajar, y dedicaba cinco minutos a sentarme y concentrarme en mi respiración.

Intentaba permanecer en silencio durante esos minutos y permitirme sentir lo que experimentaba.

Esos cinco minutos se convirtieron en diez y, al practicar más, descubrí que diez minutos no eran nada.

Pero, ¿qué pasó?, te preguntarás.

Empecé a concentrarme más en lo que necesitaba hacer, permitiendo cosas o pensamientos que no requerían mi atención y dejándolos ir.

• Sentí más claridad, una mejor perspectiva de la vida y de los desafíos que enfrentaba, la mayoría de los cuales estaban en mi cabeza.
• Mi respiración mejoró, recibí más oxígeno y en general, me sentí mejor físicamente.
• Y comencé a hacer las cosas de forma mucho más eficiente y con mejor humor.

La práctica de la quietud tiene muchísimos beneficios y hay muchos libros que profundizan en esta práctica. Si te sientes abrumado, cansado, ansioso, enojado, triste o estás atravesando un desafío en tu vida, lo mejor que puedes hacer es tomarte un momento y quedarte quieto.

Siéntate, programa tu cronómetro para tres, cinco o diez minutos y concéntrate en tu respiración.

• Inhala y exhala. Si sientes una prisa repentina por hacer algo, déjalo ir.
  • Si recuerdas que tienes que pagar una factura,
    • Reconócelo y déjalo ir.
  • Si olvidaste llamar a tu mamá,
    • Reconócelo y déjalo ir.
  • Si de repente recuerdas algo malo que te sucedió en el pasado,
    • Reconócelo y déjalo ir.

“Honra y respeta ese precioso tiempo de silencio y quietud que te estás regalando”.

Una vez que se acabe el tiempo, continúa con tu día.

Cuando establezcas esta práctica, verás que las cosas comenzarán a mejorar.

Créeme, es una práctica muy poderosa y cuanto más la practiques, más feliz serás. Podría adentrarse en más detalles pero eso lo dejaré para otro artículo, mientras tanto simplemente reserva un poco de tiempo para tí y disfruta de este gran regalo que podemos darnos, y comienza a practicar el estar quieto, vale la pena.

E.Luna