Hay un pasaje en la Biblia donde se nos pide que seamos como la semilla de mostaza, que es la más pequeña de las semillas, pero cuando se planta, se riega y se cuida, crece hasta convertirse en un gran árbol.
Y cuando escucho o leo este pasaje, me hace pensar en cómo se aplicaría eso en mi vida.
Cuando pienso en eso, empiezo a recordar todas esas cosas positivas que he hecho en la vida, como brindar consuelo a alguien que está pasando por momentos difíciles, tal vez ayudar a alguien que necesita comida, ropa o refugio.
Pero lo que creo que tiene más poder de todo es inculcar buenos valores en mis hijos y asegurarse de que estas válvulas se nutran para que prosperen donde sea que estén.
Como padres, tenemos la suerte de tener seres humanos confiados a nuestro cuidado y, al enseñarles valores de amor, respeto, resiliencia, trabajo duro y sacrificio, plantamos esa semilla de mostaza en cada uno de ellos.
Y a medida que crecen y encuentran más independencia y se exponen a más personas, los valores que les has inculcado comienzan a ser compartidos con muchos más, a medida que enfrentan la vida con valentía y sabiendo que serán buenos ejemplos.
Me entristece cuando veo hijos que han llegado a una edad en la que tienen los valores y la madurez para ir y ser un buen ejemplo de vida, pero los padres los frenan y les infunden miedo o culpa.
Como padres, se nos ha confiado la tarea de empoderar a nuestros hijos y luego dejarlos ir y experimentar y compartir su testimonio con otros.
¿Los extraño?
Por supuesto que sí, sin embargo, la alegría de verlos florecer y crecer para ser grandes ejemplos de seres humanos libres, supera la tristeza.
Así que, mientras tratamos de ser los mejores modelos a seguir e inculcar buenos valores, debemos ser valientes y permitir que nuestros hijos vivan sus vidas, apoyarlos y hacer que transmitan esos buenos valores a la mayor cantidad de personas posible.
Aunque creas que no están preparados, en realidad nadie está preparado para dar el salto y ser independiente, esa preparación viene con la experiencia de ser libre y descubrir las cosas por sí solo.
No significa que no los ayudarás si es necesario, pero tienes que confiar en que lo lograrán.
En lugar de ser egoísta al tenerlos contigo, demuéstrales amor permitiéndoles ser libres.
Dejarlos ir es algo difícil de hacer, pero cuanto más los dejes ir, más éxito tendrán sabiendo que los apoyarán para ser libres.
E. Luna




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