Escrito por Edgar Luna
Hace aproximadamente un año, mientras celebrábamos el cumpleaños de mi padre, estábamos esperando que llegara nuestra comida cuando mi padre empezó a contarnos una historia sobre su hermano menor.
Mi tío, el hermano menor de mi padre, había estado enfermo durante muchos años y su salud se había ido deteriorando con el paso del tiempo. En ese momento estaba pasando por un momento muy difícil hasta el punto en que los médicos decían que no se podía hacer nada más y que la familia necesitaba comenzar a prepararse para lo peor.
Como todos sabíamos que había estado luchando con su salud durante años y tratando de entender lo que los médicos le decían a la familia, la sensación de resignación se estaba apoderando de toda la familia, desde los hermanos , hasta su cónyuge ,hijos y todos los sobrinos que sabían lo que eventualmente sucedería según los doctores muy pronto.
Como el miembro más joven de los hermanos de mi padre, aunque tiene más de 60 años, sigue siendo el bebé de la familia.
Mis tíos y tías se turnaban para visitarlo y acompañarlo en esos momentos tan difíciles y tratar de brindarle algo de consuelo durante este tiempo.
Mientras pasaban algunos días y todos veían como la salud de mi tío era muy crítica ya que muchos de sus órganos empezaban a fallar. Y como decía mi papá, se notaba que estaba en muy mal estado.
Como lo describió mi papá.
“No podía abrir los ojos, su color de piel era grisáceo y era como si no fuera él”
Mientras mi papá describía en detalle cómo se veía físicamente su hermano pequeño, mi papá pudo transmitir el dolor que sentía al ver a su hermano pequeño sufrir por esto.
Mi mamá y mi papá se estaban preparando para ir de viaje a visitar a mi hermano y antes de emprender el viaje, mi papá fue a visitar a mi tío sabiendo que esta podría ser la última vez que lo vería.
Llegó al hospital y vio que su estado empeoraba cada día nuevamente confirmando lo que decían y pronosticaban los expertos.
Mientras mi padre pasaba lo que creía que eran los últimos momentos con su hermano, sintió esa emoción abrumadora de pensar que esta persona frente a él pronto dejaría este mundo.
Cuando llegaba la hora en que el tiempo de visita expiraba y la enfermera entraba para informar a los visitantes que era hora de irse, mi papá preguntó si podía tener unos momentos a solas con su hermano para despedirse.
Cuando se quedó solo con su hermano, mi padre, siendo una persona normal pero con mucha fe, puso su mano sobre su hermano y le pidió a Dios que hiciera su voluntad sobre su hermano.
Le pidió fielmente que lo tomara y pusiera fin a su sufrimiento o lo mantuviera aquí y lo mejorará.
Mientras mi papá describía lo que hizo con su hermano, se emocionó mucho y se le llenaron los ojos de lágrimas al recordar esos momentos y poner toda su confianza en Dios, transmitiendo ese sentimiento profundo de gratitud y quizá no sentirse merecedor de experimentar algo tan maravillosos.
Después de pedir ayuda a Dios, se secó las lágrimas y se despidió de su hermano.
A la mañana siguiente, cuando mi papá se despertó, estaba haciendo sus cosas habituales de la mañana, cuando escuchó sonar el teléfono. Inmediatamente pensó lo peor esperando escuchar que su hermano había fallecido.
Cuando descolgó y escuchó la voz de una de sus hermanas, por una fracción de segundo pensó “esta es la llamada”.
Sin embargo mi tía empezó a decirle a mi papá que mi tío había abierto los ojos, comenzó a moverse un poco más, se sentó y pidió algo de comida porque tenía hambre y quería comer.
Mi papá estaba confundido porque vio su condición justo el día anterior y no se parecía en nada a lo que ella estaba diciendo.
Los días siguientes mi mamá y mi papá se fueron de viaje y no pudieron visitar a mi tío, solo estaba recibiendo actualizaciones de sus hermanos.
Los días pasaron y cada día mi tío mejoraba y se volvía más fuerte hasta el punto de estar lo suficientemente bien como para salir caminando del lugar donde lo cuidaban.
Los médicos no pudieron explicar lo que pasó y cómo de repente empezó a sanar cuando su salud era tan mala.
Y mientras tratamos de encontrar una explicación a estos eventos, podríamos volvernos locos tratando de darle sentido a todo esto y comprenderlo.
Ha pasado aproximadamente un año desde que esto sucedió y ahora mi tío, que se consideraba que estaba al final de su vida, ahora está mejorando y viviendo su vida normal.
Hay muchas maneras de intentar explicar esto, pero lo que sé es que la fe que se mostró fue enorme y aceptar ciertos resultados, aunque no satisfagan nuestras necesidades, es algo en lo que debemos trabajar.
No lo he intentado ni necesito tener una explicación para este evento, solo me tomo un momento para disfrutar la experiencia.
¿Por qué mejoró?
Nunca lo sabremos, pero lo que aprendí es que tener fe completa en Dios y confiar y aceptar su voluntad es lo mejor que podemos hacer para darnos paz.
Quería escribir sobre esto porque es algo que valida aún más mi fe y que a veces incluso situaciones imposibles se hacen posibles cuando realmente te dejas llevar y confías en que todo estará bien. Quería compartirlo con la mayor cantidad de personas que podrían tener dificultades para aceptar circunstancias difíciles y, con suerte, plantar una pequeña semilla de fe dentro de ustedes.
Una de las cosas de las que estoy seguro es que cuando tienes fe en que todo saldrá bien, saldrá bien.
E.Luna




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