Escrito por Edgar Luna

Hace unos días tuve una invitación para asistir a una plática, y durante ese evento nos pidieron que pensaramos y compartiéramos algún evento reciente que nos hubiera maravillado . Ese algo que simplemente nos dejaría huella y que nos hiciera pensar en cuántas cosas hay a nuestro alrededor .

Mientras las demás comenzaban a compartir, yo seguía analizando mis pensamientos para recordar ese algo que me hubiera maravillado. Luego, después de pensarlo detenidamente, lo que me vino a la cabeza y me dejó asombrado fue que recientemente asistí a un evento de Ironman y vi aproximadamente a unas 2,000 personas someter sus cuerpos a una extenuante prueba de fuerza, resiliencia y compromiso para completar 113 kilómetros de natación. bicicleta y correr todo esto sin parar durante muchas horas.

Algunos que eran atletas profesionales terminaban en menos de 5 horas y los demás tardaban entre 6 y 9 horas. Definitivamente hay que quitarse el sombrero y reconocer que hay que ser un ser humano muy especial para pasar por una prueba tan exigente como ésta y tener el compromiso y el empuje para prepararse durante meses antes de esta prueba tan demandante.

Ahora de por sí es algo que siempre admiraré, sin embargo cuando ves que durante ese evento una persona con “discapacidad” sale de la bahía después de nadar en aguas del mar por más de 1.9 kilómetros el sentimiento es de gran admiración. hacia esa guerrera de la vida.

Esta persona que vi tenía discapacidad de visión y solo era notable porque había alguien guiando durante todo el evento. Cuando esta persona “ciega” salió del agua y comenzó a dirigirse a su siguiente etapa del evento que era bicicleta y dispuesta a prepararse para tomar su bicicleta y pedalear por 90 kilómetros, se escuchó un gran rugido de la multitud ya que se percataron de lo que esta gran persona estaba haciendo al igual como todos aquellos atletas que estaban haciendo un gran esfuerzo.

Mientras observaba a cientos de personas comenzando a llegar a tierra y saliendo del agua sin parar, pude ver a otra persona ciega salir del agua, con una bienvenida similar por parte de la multitud en el momento cuando ella también salió del agua de la bahía.

Después de algunas horas pude ver que comenzaban a llegar los atletas en sus bicicletas y prepararse para transicionar a su medio maratón corriendo por 21.1 kilómetros.

A medida que avanzaba la competencia, veía a estos atletas que algunos consideran discapacitados, realizando una actividad que para un gran porcentaje de la humanidad parece imposible o demasiado difícil, y con todo eso, tienes a estas personas que no dejan que nada los detenga.

A medida que pasaban las horas y veía a estos atletas y en particular a estas mujeres con discapacidad, solo pensaba en lo motivadores que eran.

Un gran ejemplo de que no hay excusas y de su pasión, compromiso y amor por la vida.

Me encanta ir a esos eventos y tener la oportunidad de experimentar y ver a tanta gente comprometida con llegar a una meta en común y cuando ves a alguien al cual percibimos que tiene un impedimento, hacer algo tan increíble, te hace pensar y darte cuenta de que tal vez no estás aprovechando al máximo lo que la vida tiene para ofrecerte.

Así que hay que aprender de tanta gente que nos da ejemplos de vida y que no hay límites de lo que podemos hacer cuando estamos comprometidos a cumplir una meta.

Eso para mi es una de las “Maravillas de la Vida“.

E.Luna