Escrito por Edgar Luna
Hoy en día, ser fuerte es algo que la mayoría de nosotros admiramos y tratamos de emular en todo lo que hacemos. Trabajando diariamente para fortalecernos física y mentalmente construyendo una armadura impenetrable para poder soportar grandes fuerzas o presiones y así protegernos de cualquier tipo de daño a nuestra persona.
Pero a medida que nos volvemos “más fuertes”, naturalmente comenzamos a tomar algunos de nuestros sentimientos que nos hacen vulnerables y comenzamos a almacenarlos en nuestra mente inconsciente y a decirnos constantemente que esos sentimientos no pueden lastimarte y que necesitas deshacerte de ellos.
Como seres humanos es imposible no tener ciertos sentimientos que nos hacen sentir vulnerables y cuando eso sucede, la mayoría de nosotros preferimos ser “fuertes” y hacer a un lado esos sentimientos y tratar de convencernos a nosotros mismos y a los demás de que estaremos bien.
Cuando nos acostumbramos a reprimir y a no permitirnos la sensación de sentir y expresar algún tipo de vulnerabilidad, es más probable que llegue un momento en el futuro, en el que esos sentimientos reprimidos durante algún tiempo, saldrán como un volcán inactivo en erupción con toda su furia.
El ser vulnerable es un verdadero acto de valentía y fuerza, ese acto de vulnerabilidad abre tu verdadero yo a los demás y ese pensamiento es aterrador.
¿Por qué?
Porque mostrarle a otra persona que eres normal, que eres identificable y que eres un ser humano es algo muy poderoso y podría ayudarte a aliviar algo de esa presión que se acumula dentro de ti.
He estado trabajando en esa parte de mí durante algún tiempo y primero tuve que reconocer que tengo ciertas vulnerabilidades y que necesito reconocer cuando me enfrento a un sentimiento que me hace sentir vulnerable.
Vulnerabilidad proviene de la palabra latina “vulnus” que significa “herida”.
Entonces, el ser vulnerable abre la posibilidad de tener algunos sentimientos incómodos , pero eso lo relaciono con lo siguiente:
Imagína una herida física que no se trata y se deja que se infecte potencialmente; podría convertirse en un gran problema si no se desinfecta y se trata. Y todos sabemos como duele cuando se trata una herida física. La cual necesita limpiarse, desinfectarse y protegerse con algo para que no se vuelva a infectar. Y quizá eso se deba hacer varias veces durante un tiempo.
Lo mismo ocurre con las emociones que sientes que te hacen vulnerable.
Si no las tratas, pueden infectarse y causar muchos problemas emocionales en el futuro. Quizá te duela exponerlas y tratar de sanarlas,sin embargo, si trabajas en la fuerza para volverte más vulnerable y tienes la valentía de permitirte sentir y tratar tus heridas emocionales, entonces verás que estarás en el camino para sentirte mejor.
Puede que estés en ese punto en el que es mucho más fácil construir una armadura en vez de ser real a ti mismo, pero si das pequeños pasos, te sorprenderás de lo mucho mejor que te sentirás a largo plazo.
Así que arriésgate a ser vulnerable y quizá te sorprenderás gratamente de lo que experimentarás.
E. Luna.




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